viernes, 16 de mayo de 2008

mi primer cuento

Prólogo
Antes de comenzar estimado lector con este fantástico viaje déjeme recordarle algunos parámetros:
1 Todas las ideas, caracteres y/o personajes están sacados de la mente de su servidor, cualquier reproducción sin mi consentimiento será considerado plagio al libro.
2 Si el texto a su parecer es malo no habrá devoluciones de ningún tipo usted lo adquirió lícitamente.

Capítulo 1: Génesis de una novela jamás editada hasta ahora.
Grecia año 15 de mí llegada de la guerra fui uno de los pocos que sobrevivimos ya que los persas eran varios y el arconte rey decidió dejarnos solos y huir. Al principio, al ejército no le importó que huyera, después de todo, podíamos pelear solos, sin embargo cuando avistamos las hordas asiáticas nos dimos cuenta de que íbamos a necesitar refuerzos.
Luego de acribillar seis o siete cuerpos con mi arco, me refugié en la hierba cercana. A mi derecha había una pila de cadáveres que parecía mirarme mientras me repetía que ya llegaría mi turno; poco tiempo después me di cuenta de que estaba equivocado y que tal vez fuera el único sobreviviente. Luego vi como los persas masacraban a mi gente, robaban sus armas y saqueaban sus carpas.
Al volver al campamento, ya lo único visible eran llamas y huesos por todas partes. Esa misma noche luego de cazar una gacela y haberla comido, antes de dormir, juré venganza.

Capítulo 2: Encuentro inesperado.
Amanecía en las dulces orillas de los campos enemigos de Persia segundo día de esta guerra; ya estaba convencido de que si había sobrevivientes griegos estaban ocultos o como prisioneros en el campamento persa. Entonces fue cuando me plantee explorar el lugar. Era de tarde cuando me armé con mi arco, una espada, un escudo y varias flechas, ya estaba listo para partir, entonces fué cuando me pregunté si de verdad quería salir a explorar y arriesgarme a ser avistado o si sería mejor quedarme en el campamento y que no me descubran, finalmente decidí partir.
Caminé durante un tiempo sin encontrar nada más que hierba, entonces escuché el sonido de un carro persa que se avecinaba. Me metí en la hierva y fué en ese momento cuando los vi; eran soldados griegos y les dije que vuelvan al campamento para idear un ataque eficaz contra los persas volvimos y me contaron que los espartanos vendrían después de la luna llena debido a que su religión no permitía a sus guerreros partir antes de luna llena.

Capítulo 3: Avistaje de naves atenienses.
Recién asomaban las luces del alba cuando nos despertamos, Milcíades, uno de los soldados nos dijo que vayamos en busca del desayuno logramos cazar un león y recolectar algunas bayas, mientras comíamos Milcíades nos habló de Darío, del por que de esta guerra y de que podíamos hacer para revertir la situación. Entre otras cosas nos habló de la ciudad fortificada de Persépolis; dijo que los persas tenían una forma de pelear distinta a la nuestra y que teníamos que ser astutos si queríamos salir victoriosos.
Durante la noche mirábamos la luna, al verla en cuarto creciente, nos dábamos cuenta de cuanto tardarían en llegar lo refuerzos espartanos. Al día siguiente al levantarnos, avistamos extrañas naves. Al principio Milcíades nos ordenó que vayamos en busca de las armas, pero luego nos dimos cuenta de que eran naves ateneas y que eran nuestros refuerzos.

Capítulo 4: Atacad griegos.
Cuando arribaron las naves atenienses, dijeron que nos ayudarían a vencer a los persas avanzando con nosotros en las filas, luego de haber almorzado, ideamos una táctica de ataque y una de retirada por si fracasábamos. Esta consistía en que si éramos derrotados nos esconderíamos y los sobrevivientes volverían al campamento.
Al día siguiente formamos filas y tras la orden de ataque cruzamos corriendo los mil cuatrocientos ochenta metros, (ocho estadios), que nos separaban de las líneas persas.
Al principio los persas abatieron el centro de nuestro ejército, pero luego los que estábamos en las alas atacamos y luego de abatir las alas del ejército contrario atacamos el fuerte y temible centro; los empujamos hacia el mar donde muchos se ahogaron. Al regresar al campamento no encontramos con los espartanos los cuales nos felicitaron al enterarse de nuestra gran victoria sobre los invasores asiáticos.

Capítulo 5: La paz griega.
Luego de la gran victoria de Maratón los griegos estábamos alentados y dispuestos a volver a casa.
Ya en ella, me dispuse a estar con mi familia aprovechando que la guerra había terminado y pedí a los dioses que no haya más guerra. Al parecer estos no me escucharon debido a que en la primavera del año 480(a.C) el rey persa Jerjes (que había jurado a su padre Darío vengarse de los griegos) partió con un poderoso ejército, cruzó el Helesponto con el propósito de invadir Atenas mientras que su flota compuesta por 1200 naves y 300 transportes, bordeaba el mar Egeo para no perder contacto con las tropas terrestres.

Capítulo 6: La defensa espartana.
El rey de Esparta, Leonidas nos llamó a los sobrevivientes de Maratón para que con sus tropas acampáramos en el paso de las Termópilas. Durante varios días hicimos retroceder a las huestes del gran rey.
Una noche estaba por irme a dormir cuando escuché la voz de Efialtes, un soldado, que negociaba con un intermediario persa información a cambio de su vida y tesoros griegos, este mismo indicó a Jerjes nuestra ubicación, al día siguiente las tropas de Jerjes nos rodearon. Antes de esto Leonidas ordenó la retirada de los guerreros no espartanos, pero yo me quedé con él y 299 hoplitas más; nos enfrentamos contra Jerjes y su ejército hasta que nos derrotaron y tuve que esconderme para que no me mataran.
Capítulo 7: Batalla naval.
Mientras escapaba veía como la flota griega se enfrentaba a la fuerza naval asiática
En tanto el ejército persa saqueaba la ciudad de Atenas y sus pobladores se refugiaban en las islas.
Cuando abordé una nave ateniense conté el resultado de la batalla terrestre a la tripulación. El comandante de la flota ordenó la retirada escuchado el resultado de dicha batalla, hacia la bahía de Salamina.
Mientras tanto los persas habían saqueado a Atenas e incendiado la acrópolis Jerjes parecía haber conseguido la prometida venganza.

Capítulo 8: Resurgimiento griego.
Al ver lo que sucedía la flota griega salió a enfrentarse con la flota pérsica, cuyo número la superaba tres veces. Mientras Jerjes, presenciaba la batalla sentado en un trono de plata ubicado en la costa del Ática. Las naves enemigas debido a que se encontraban en un mar estrecho no pudieron maniobrar, razón por la cual nuestra flota consiguió la ansiada victoria de Salamina.
Luego de la rotunda y despiadada victoria, el heredero del trono persa, regresó a su ciudad natal por tierra y ordenó la evacuación de Grecia , pero dejó en Tesalia al temible Mardonio, poderoso general conocido por los asiáticos por ser mano derecha del actual gobernador y rey de Persia; este estaba a cargo de un “temible” ejercito de 300.000 hombres .
Ya en paz nuevamente me dediqué a estudiar las leyes de mi patria y me interesaba poder llegar a ser algún día estratego, pero si esto ocurría primero tendríamos que librarnos de la guerra. Todos esos días me levantaba saludaba a mi familia y me sentaba a desayunar, luego me disponía a cultivar mis tierras y a criar mi ganado, para después más tarde estudiar y estar con mis hijos y mi esposa, en esos días me comunicaron que me habían ascendido a general .
Finalmente estas épocas sucumbieron cuando nos enteramos que Jerjes había dejado su ejército comandado por su cruel y despiadada mano derecha llamada Mardonio, en septiembre del año 479(a.c) mi ejército a las órdenes de nuevo rey de Esparta (Pausanias) y Arístides, un brillante estratega, venció a los invasores en Platea, en ese escenario, yo con mi escudo y mi humilde espada salvé la vida de Pausanias enterrando la filosa y justiciera espada en el pecho de el maligno y ambicioso Mardonio. Los hombres que no habían perecido escaparon abandonando el territorio, ese mismo día la flota naval dió con las naves asiáticas que habían logrado escapar de la sorprendente victoria de Salamina y fueron devastadas en Micala.

Capítulo 9: Cese de las guerras médicas.
Aunque habíamos desalojado a nuestros enemigos del continente, la guerra marítima continuaba en las islas del mar Egeo y en las costas del Asia menor.
Con Pausanias al mando desalojamos a los persas de Chipre y logramos sitiar Bizancio, pero en ese lugar y consumido por la codicia el rey espartano entró en negociaciones con el enemigo, por lo que fué destituido y luego condenado a muerte.
Esparta no quería proseguir la guerra que había causado la muerte de varios espartanos en territorios asiáticos y cuando los generales espartanos se enteraron de que las colonias griegas pensaban entregar el mando a Arístides, decidieron abandonar la lucha. El jefe ateniense reunió 200 ciudades para formar la “confederación de Delos”, cuyos integrantes debían aportar dinero, naves y soldados.
Mi ciudad confió el mando de la flota a Cimón, quien tardó veinte años de guerra para expulsar a los persas de la costa del mar Egeo y también de buena parte de Asia Menor Artajerjes, nombre del hijo de Jerjes, se rindió y decidió firmar la llamada “paz de Cimón”que puso fin a estas guerras.

Capítulo 10: Eseo al gobierno.
Ya terminada la guerra volví a casa. Allí me dispuse a concluir mi corta incursión en la política y dedicarme a criar mi ganado y cultivar mis tierras.
Primero fui nombrado Heliasta, tenía funciones judiciales, luego pasé a ser miembro del consejo o Bulé, yo y 499 caballeros más elaborábamos y revisábamos los proyectos que debían considerar los miembros de la asamblea, después fui arconte y ahora aspiraba a convertirme en estratego cumpliendo la meta propuesta por mis ambiciones.
Esa es la historia sobre mi participación en las guerras médicas ahora con ochenta y nueve años. La recuerdo con la gloria de los que volvimos y el lamento de los que nunca volvieron de las queridas tierras de la Hélade.
Fin.
Dik

martes, 6 de mayo de 2008

Las características del arte barroco en América


Las características del arte barroco en América:


Las obras artísticas realizadas en las colonias americanas presentan algunas características propias que las diferencian de las hechas en Europa. Esta situación se debió a la distancia existente entre las metrópolis y las colonias y a la ausencia en América de grandes artistas europeos. Fue decisiva la presencia de una tradición artística precolombina que influyó en la creación de un estilo particular. Objetos llegados del Asia sirvieron también como fuentes de inspiración, en especial, en el arte desarrollado en las colonias portuguesas y en la zona de la costa del Pacífico.
Los rasgos básicos del estilo barroco se transmitieron a América fundamentalmente por medio de la enseñanza de los religiosos, que utilizaban libros o estampas que contenían obras realiza-das por artistas europeos.
Asimismo, la presencia de artistas europeos, criollos, indígenas y mestizos contribuyó a crear un lenguaje plástico propio de cada una de las grandes regiones americanas.
Una de las principales características del Barroco americano es la importancia que adquirió la arquitectura con respecto a las otras artes. Esta propuesta se debe a la necesidad de crear iglesias para recibir a las poblaciones recientemente cristianizadas. Otra característica importante es la rica decoración de las fachadas y los interiores de los edificios.